No quiero ni echar cuentas de desde cuando no hacía una entrada nueva... pero supongo que como la mayoría en este hobby, somos un poco Guadiana. Ha sido (y está siendo) una temporada un poco convulsa laboral e incluso personalmente, y, al menos en mi caso, este hobby siempre es lo primero que se sacrifica.
Pero hoy me he plantado, y he decidido que, a pesar de los inconvenientes, no quiero dejar completamente de lado esto que empecé con mucha ilusión. Lo digo ahora, ya veremos cuando me pase otro año sin actualizar entradas...
En fin, después de este comienzo tan melancólico a la par que innecesario, ¿qué es lo que quiero compartir en esta entrada?. Pues uno de los batallones que conforman el ejercito berdenburgués.
Este ejercito lo conforman distintos batallones, y cada batallón distintas compañías, ordenadas por el tipo de arma. Acabo de decidir que la próxima entrada va a ser una explicación más pormenorizada de la formación del ejercito.
Pero de momento vamos con Mariksen y sus chicos, que me apetecía reaparecer con alguna miniatura, además de, por supuesto, su historia.
Este batallón no sigue los cánones tradicionales de la ciudad de Berdenburgo (que ya los leeréis en la siguiente entrada, no seáis pesados).
Este atípico batallón lo
componen las tropas supervivientes de la expedición a Lustria de Jorg Mariksen.
Después de 3 años, retornaron a la ciudad, solicitando no embarcar nunca más.
Desde entonces, sirven y viven juntos, sin querer volver a sus hogares, en una
amalgama de lo que fueron espaderos, ballesteros y unos pocos marineros. Siguen a
Mariksen ciegamente, y genera gran interés las extrañas armas que muchos de
ellos usan en combate, sin que hayan respondido nunca a las preguntas de su
origen.
Después del salto la historia de Mariksen y las primeras miniaturas
Mariksen desciende de una
tribu de Norses asentada en las costas de Nordland hace ya muchas generaciones.
Jorg nació en Berdenburgo y
desde pequeño sus raíces norses le empujaron al mar y a la lucha. Poco a poco
se hizo un hueco en el ejército de la ciudad como soldado de la infantería de
marina de la flota con base en Berdenburgo.
En pocos años, gracias a su
mezcla norse e imperial, que le confería tanto coraje y resolución como
disciplina y marcialidad, alcanzó el grado de capitán al mando de las compañías
de infantería embarcados en la nao “El tiburón negro”.
Pero esto no era suficiente
para Jorg. Ansiaba navegar más y más lejos, descubrir nuevos territorios y
surcar tantos mares como haya.
El burgomaestre Von Goniz,
conocedor del deseo de su oficial, le hizo una oferta. Poner en sus manos hasta
5 naves, pero solo tripuladas por marineros voluntarios, y apoyada por soldados
igualmente dispuestos a embarcarse en esa aventura por decisión propia. Tendría
3 años para explorar y conquistar aquellas costas que deseara, pero pasado ese
tiempo regresaría y rendiría la mitad del botín a la ciudad.
Jorg aceptó inmediatamente,
llegando a llenar 4 barcos con tripulación y tropas voluntarias, todas a sus
órdenes.
Partió de Berdenburgo y no
se tuvo noticias de él hasta justo el día antes en que se cumplía el plazo de
los 3 años. Jorg regresó a bordo de un único navío, de los 4 que zarparon, con
una tripulación y tropa diezmada y demacrada.
Inmediatamente a su llegada
se presentó ante el burgomaestre. Estando frente a Von Goniz puso en la mesa un
saquito de cuero con unas escasas piezas de oro con tallas raras y
extravagantes. Le dijo que eso era todo el botín de la expedición y que él y
sus hombres renunciaban a su mitad con la solicitud de que nunca más tuvieran
que embarcar de nuevo.
Von Goniz aceptó su
petición, con la condición de que le dijera donde habían estado durante estos 3
años.
El demacrado Jorg levantó la
mirada y dijo –Lustria- y sin añadir más se dio media vuelta y se retiró.
Los supervivientes de
Mariksen no quisieron volver a sus hogares, y permanecen agrupados todos en una
compañía, poniéndose a las órdenes del burgomaestre para cualquier cometido
siempre que no tuvieran que acercarse a un barco otra vez. Son unos pocos
espaderos, ballesteros y unos fieles marineros que siguen ciegamente las
órdenes de Jorg. Algunos portan armas o escudos de origen extraño y en combate
luchan con una resolución difícil de igualar, bien parece que sigan luchando en
una batalla desesperada lejos de Berdenburgo.
Y esta es la historia de Jorg Mariksen. Ahora un avance de su representación en miniaturas.
Jorg Mariksen arengando a los suyos |
No soy, ni mucho menos, un mago de las transformaciones. Básicamente me dedico a cortar y pegar distintas piezas para darles un toque de originalidad a las miniaturas. La masilla verde es ciencia infusa para mí. Pero un cortecito aquí, un bit de otra mini allá, pues dota de cierta personalidad a una miniatura/regimiento para distinguirla de los demás.
¿Y que ha sido en este caso? ¿Os acordáis la caja de quinta edición?. Si es que no, que envidia por lo jóvenes que seréis. Si es que sí, pues tampoco creo que haya que explicar mucho más para una expedición a Lustria...
Pero para esos jóvenes asquerosos que hayan podido acabar en este blog, les diremos que en esa caja venían dos ejércitos (como en todas) de Hombres Lagarto y Bretonianos. Eran de los últimos coletazos de las miniaturas, casi, monoposte. En el caso de los Hombres Lagarto venían unos eslizones completamente monoposte, y unos saurios con distintos escudos y brazos del arma intercambiables.
Un escudo que ha tenido mala vida |
El último toque ha sido el estandarte. Ahí sí he tirado de tecnología del S. XXI. Es una impresión 3D que amablemente me hizo un amigo. Usé un archiconocido lancero de sexta, que por la pose, viene a huevo para reconvertirlo en portaestandarte. Es una maravilla la tecnología de impresión 3D. Que lastima ser pobre (y sobre todo casado) y no poder comprarme una impresora. Algún día...
Nunca es tarde si la dicha es buena, y esta es bastante buena. Minis chulísimas (la elección de minis de sexta es un acierto, las posteriores son... particulares), conversiones cojonudas y un Trasfondo molón acorde. Y bien pintados. No se puede pedir más!!
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario. Efectivamente, nunca es tarde, y menos para un hobby jejeje. De las minis de sexta me gusta mucho su "marcialidad" frente a las de octava. Al menos para el Imperio. En octava, a nivel de detalle son brutales, pero la pose de todos cargando y como a la carrera no me acaba de gustar. Y ya no hablamos del modelo de piernas con los pies descalzos...
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